La Primera Guerra Mundial
Introducción Index Las Operaciones Militares Resumen de la guerra
Causas de la Guerra: El Nacionalismo El Imperialismo La Expansión Militar La Crisis
Europa antes y despues de la primera guerra mundial
Los verdaderos factores que
desencadenaron la I Guerra Mundial fueron el intenso espíritu nacionalista que
se extendió por Europa a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, la rivalidad
económica y política entre las distintas naciones y el proceso de militarización
y de vertiginosa carrera armamentística que caracterizó a la sociedad
internacional durante el último tercio del siglo XIX, a partir de la creación de
dos sistemas de alianzas enfrentadas.
El
nacionalismo
La Revolución Francesa y las
Guerras Napoleónicas habían difundido por la mayor parte del continente europeo
el concepto de democracia, extendiéndose así la idea de que las poblaciones que
compartían un origen étnico, una lengua y unos mismos ideales políticos tenían
derecho a formar estados independientes. Sin embargo, el principio de la
autodeterminación nacional fue totalmente ignorado por las fuerzas dinásticas y
reaccionarias que decidieron el destino de los asuntos europeos en el Congreso
de Viena (1815). Muchos de los pueblos que deseaban su autonomía quedaron
sometidos a dinastías locales o a otras naciones. Por ejemplo, los estados
alemanes, integrados en la Confederación Germánica, quedaron divididos en
numerosos ducados, principados y reinos de acuerdo con los términos del Congreso
de Viena; Italia también fue repartida en varias unidades políticas, algunas de
las cuales estaban bajo control extranjero; los belgas flamencos y franceses de
los Países Bajos austriacos quedaron supeditados al dominio holandés por
decisión del Congreso. Las revoluciones y los fuertes movimientos nacionalistas
del siglo XIX consiguieron anular gran parte de las imposiciones reaccionarias
acordadas en Viena. Bélgica obtuvo la independencia de los Países Bajos en 1830;
la unificación de Italia fue culminada en 1861, y la de Alemania en 1871. Sin
embargo, los conflictos nacionalistas seguían sin resolverse en otras áreas de
Europa a comienzos del siglo XX, lo que provocó tensiones en las regiones
implicadas y entre diversas naciones europeas. Una de las más importantes
corrientes nacionalistas, el paneslavismo, desempeñó un papel fundamental en los
acontecimientos que precedieron a la guerra.
El
imperialismo
El espíritu nacionalista también
se puso de manifiesto en el terreno económico. La Revolución Industrial,
iniciada en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, en Francia a comienzos del
XIX y en Alemania a partir de 1870, provocó un gran incremento de productos
manufacturados, por lo que estos países se vieron obligados a buscar nuevos
mercados en el exterior. El área en la que se desarrolló principalmente la
política europea de expansión económica fue África, donde los respectivos
intereses coloniales entraron en conflicto con cierta frecuencia. La rivalidad
económica por el dominio del territorio africano entre Francia, Alemania y Gran
Bretaña estuvo a punto, desde 1898 hasta 1914, de provocar una guerra en Europa
en varias ocasiones.
La expansión militar
Como consecuencia de estas
tensiones, las naciones europeas adoptaron medidas tanto en política interior
como exterior entre 1871 y 1914 que, a su vez, aumentaron el peligro de un
conflicto; mantuvieron numerosos ejércitos permanentes, que ampliaban
constantemente mediante reclutamientos realizados en tiempo de paz, y
construyeron naves de guerra de mayor tamaño. Gran Bretaña, influida por el
desarrollo de la Armada alemana, que se inició en 1900, y por el curso de la
Guerra Ruso-japonesa, modernizó su flota bajo la dirección del almirante sir
John Fisher. El conflicto bélico que tuvo lugar entre Rusia y Japón había
demostrado la eficacia del armamento naval de largo alcance. Los avances en
otras áreas de la tecnología y organización militar estimularon la constitución
de estados mayores capaces de elaborar planes de movilización y ataque muy
precisos, integrados a menudo en programas que no podían anularse una vez
iniciados.
Los dirigentes de todos los países tomaron conciencia de que los crecientes gastos de armamento desembocarían con el tiempo en quiebras nacionales o en una guerra; por este motivo se intentó favorecer el desarme mundial en varias ocasiones, especialmente en las Conferencias de La Haya de 1899 y 1907. Sin embargo, la rivalidad internacional había llegado a tal punto que no fue posible alcanzar ningún acuerdo efectivo para decidir el desarme internacional.
De forma paralela al proceso armamentístico, los estados europeos establecieron alianzas con otras potencias para no quedar aisladas en el caso de que estallara una guerra. Esta actitud generó un fenómeno que, en sí mismo, incrementó enormemente las posibilidades de un conflicto generalizado: el alineamiento de las grandes potencias europeas en dos alianzas militares hostiles, la Triple Alianza, formada por Alemania, Austria-Hungría e Italia, y la Triple Entente, integrada por Gran Bretaña, Francia y Rusia. Los propios cambios que se produjeron en el seno de estas asociaciones contribuyeron a crear una atmósfera de crisis latente por la cual el periodo fue denominado de la ‘paz armada’.
Las crisis anteriores a
la guerra (1905-1914)
Al encontrarse Europa dividida en
dos sistemas de alianzas hostiles, cualquier alteración de la situación política
o militar en Europa, África o en cualquier otro lugar provocaría un incidente
internacional. Desde 1905 hasta 1914 tuvieron lugar varias crisis
internacionales y dos guerras locales, y todos ellas estuvieron a punto de
desencadenar una guerra general en Europa. El primer conflicto se produjo en
Marruecos, donde Alemania combatió en 1905 y 1906 para apoyar al país en su
lucha por la independencia y para evitar el dominio del área por Francia y
España. Francia amenazó a Alemania con declararle la guerra, pero el incidente
se solucionó finalmente en una conferencia internacional celebrada en Algeciras
(España) en 1906. Los Balcanes fueron el escenario de un nuevo enfrentamiento en
1908, motivado por la anexión de Bosnia-Herzegovina por parte de
Austria-Hungría. Entre los distintos tipos de paneslavismo se encontraba el
panserbianismo o movimiento para la creación de una Gran Serbia, uno de cuyos
objetivos era que esta región adquiriera la zona meridional de Bosnia, por lo
que los serbios amenazaron a Austria con declararle la guerra. No se inició
ninguna campaña debido a que los serbios no podían emprender la lucha sin el
apoyo de Rusia, y ésta no se encontraba en condiciones de intervenir en la
contienda. En 1911 estalló una nueva crisis en Marruecos, cuando el gobierno
alemán envió un buque de guerra a Agadir en protesta por los intentos franceses
para conseguir la supremacía en esta zona. Hubo amenazas de guerra por ambas
partes, pero el conflicto se solventó en la Conferencia de Agadir. Italia,
aprovechando la preocupación de las grandes potencias por la cuestión marroquí,
declaró la guerra al Imperio otomano en 1911, con la esperanza de poder
anexionarse la región de Tripolitania, situada al norte de África. Dado que
Alemania se había visto obligada a entablar relaciones amistosas con el Imperio
otomano a causa de su política de Drang nach Osten (‘Expansión hacia el
Este’), el ataque de Italia debilitó a la Triple Alianza y alentó a sus
enemigos. Las Guerras Balcánicas de 1912-1913 aumentaron el interés de Serbia
por obtener el control de las áreas del Imperio Austro-Húngaro habitadas por
pueblos eslavos, agudizó el recelo del Imperio Austro-Húngaro hacia los serbios
y generó en Bulgaria y el Imperio otomano un deseo de revancha tras su derrota
en dichos conflictos. Alemania, irritada por el hecho de que el Imperio otomano
hubiera perdido sus territorios en Europa como consecuencia del conflicto
balcánico, formó un Ejército más numeroso. Francia respondió con la ampliación
del servicio militar obligatorio de dos a tres años en tiempo de paz. Las demás
naciones europeas siguieron el ejemplo de estas potencias y asignaron en 1913 y
1914 enormes cantidades al presupuesto destinado a gastos militares.
Europa antes y despues de la primera guerra mundial
Tras la I Guerra Mundial, el mapa de Europa experimentó importantes modificaciones. De acuerdo con lo establecido en el Tratado de Versalles, Alemania cedió parte de su territorio a Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Francia y Polonia. Estos países, así como Rumania y el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, aumentaron su extensión con regiones de Austria-Hungría. Las restantes zonas del Imperio otomano también se disgregaron, y la mayoría de los estados que se constituyeron pasaron a ser mandatos franceses y británicos por decisión de la Sociedad de Naciones.